Trascendencia

Hoy no hablaré más de lo mismo.



Bueno, sí... pero sólo un poco. Comienzo con el inicio del principio introduciendo.

En uno de esos momentos lagañosos y con resaca (y por esta ocasión no hablo necesariamente de intoxicación etílica), cubierta por colchas, esperando reconocer esa dulce voz que me dejóse horas atrás a merced de una situación algo incómoda debido a mis carencias sociales, entre ese pequeño refugio por donde colase luz blanca casi celestial por la ventana y en la somnolencia de despertar queriendo volver dormir con la tierna esperanza que él ya hubiese llegado, tuve un momento lúcido. 

Respiré, cerré los ojos cegándome a la blancura dolorosa. Y espero ansiosa... y cogito.

Ese efímero momento di por conclusa una historia que de hecho sigue inconclusa, pero esa será justamente la única conclusión: nada.

Uno de los pecados más grandes que todos cometemos es buscar una reciprocidad para cualquier tipo de sentimiento... esperarla, ansiarla, quererla; cualsea el caso (amamos a alguien y esperamos que nos ame igual así como cuando odiamos a alguien y esperamos que nos odie igual sólo por mencionar 2 de toda una maraña de hormonas/sentimientos que somos todos nosotros). No sé qué será eso: un error, ser humano, egoísmo, instinto, sociedad, evolución o tal vez una combinación de todos. Sólo entonces, en el momento que no nos sentimos correspondidos da como respuesta problemas e incluso ruptura de ese vínculo social, sea cual sea; lo cual es normal y totalmente cotidiano.

Cabe mencionar que todo humano rasca esta situación repetidas veces,

así como aquellos nosotros los tercos que se fuman una reciprocidad inexistente durante mucho tiempo debido a esa esperanza de que realmente exista.

La indiferencia es producto de la desesperanza

la desesperanza es consecuencia de sentirte totalmente intrascendente frente de alguien muy, muy querido...

(Al fin que, olvidar que existes es igual que olvidar la vela de un pastel.)

Sólo entonces y por algunos otros factores de menor importancia, he cerrado todos esos estúpidos ciclos (vínculos no, eso sería incoherente dentro de mi orden sobre el caos... pero, sí cauterizar algunas emociones que no'más estorban como vellos púbicos)

Y ahora y hoy, doy inicio a nuevas etapas, nuevos ciclos, nuevas trascendencias. Desgarré con mi mano la hoja de esos capítulos el desenlace, pues ya no quiero saberlo. No valen la pena una sola punzada, un solo retrato, una sola letra ni el recuerdo diario de lo que pudo haber sido...

intercambiar dolor por amnesia y completa ausencia en todos sus sentidos y planos, me ha resultado un mal negocio y un camino que ya no pienso seguir.

Tengo mis razones para tener ira y vaya que las tengo... pero, yo soy la culpable. Nunca debo esperar nada de nadie (y no lo hice, al menos no en vano; sin embargo, esas alas mal hechas ya las tiré pues no sirven de nada: estorban como el brócoli

y el vello púbico).


Y esta nueva etapa...


Concilio la fase 1 del sueño, justo cuando la llana blancura penetra mis párpados y tosta mis pupilas. Él me descubrió de mi refugio y así fue como la ansiedad y mi momento lúcido medio amargo se acabó... y comenzó otro momento lúcido

de felicidad real.



Voy a tenerlo todo.

Cueste lo que cueste.


[prometí no volver a escribir de ti... pero, tú prometiste nunca olvidarte de mi]

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