Los Horrores del Mundo III

El Eunuco

Si recuerdas que las personas no cambian, te ahorrarás muchos problemas.

Esto será largo y lleno de nocivas emociones, la memoria está muy fresca. 

Él tenía un sobrenombre 100% no-despectivo, pero metamorfosease en mosca... mínimo.

A El Eunuco le conocí en la cosa más ridícula del mundo: redes sociales. Yo estaba como siempre en una cuasi-relación (que de ahora en adelante llamaré "Comodines" pues en cualquier espacio/tiempo encajan para cumplir su función) con ánimos de salirme. Mi historia con Frío ya había terminado al menos por ese momento y estaba en ese inter-vulnerable (que más bien, se traduce a toda mi vida). Tenía muchas ansias de llenar vacíos de las maneras más inadecuadas ¡Uno lo sabe, sin embargo ahí vas...!

Así fue, un muchacho del cual yo desconocía totalmente me invitó a comer. Acepté no por imaginaciones extrañas, sino por impulsiva para salirme de la poca rutina diaria; aparte, tengo cautas precauciones para salir con anónimos. Mi impresión de él fue mala, no era para nada mi gusto ni en características físicas ni en los resultados que me arrojaba su apariencia con botas rancheras de pico... mucho menos en aficiones, ese apartado era por mucho lo peor del caso. Creo que sólo le vi como blanco fácil si es que se me antojaba, otro objetivo al cual volcar mi atención al menos por un rato.
Salimos al día siguiente en la mañana, de mi parte por aburrición y para salirme de la rutina... y estoy bastante segura que de la suya también. 
La tercera ocasión no es algo que relataré con detalles, simplemente diré que me salí con la mía y me divertí bastante, sin pensar en consecuencias, sin analizar las cosas... algo que no está del todo mal, los putazos de la vida me han alejado mucho de la persona impulsiva cual yo solía ser.

Fue como empezamos a frecuentarnos, como algo impulsivo, sin pensar: meramente carnal, fuera de su rutina. Ahora me doy cuenta que esa era mi función: sacarlo de su rutina y aflorar los instintos que tan celosamente oculta su existencia; una catalizador, nada más. Y bien, pasamos así no sé... pocas semanas.

Yo estoy bastante consciente que soy débil a enamoramientos y los enamoramientos, amiga mía, pueden terminar muy mal cuando se cae esa cortina que destellaba ilusiones y cuestiones químicas... entonces, no me preocupé demasiado por mi parte: me iría de la ciudad y fin de la historia.

Los problemas comenzaron cuando hice caso de algo que me molestaba, esa intuición que pica en el cerebro (yo ya he vivido mucho en esas cosas... demasiado, diría yo). Lamentablemente como casi siempre, tenía razón: este semi-hombre tenía novia, la cual había negado varias ocasiones. 
Todos tenemos nuestra moral: ese rango flotante de lo que creemos tolerable, justificable y demás. En mi caso, yo no tomo nada que no es mío ni viceversa (podré ser y hacer muchas cosas, pero eso no).

Una novia, con planes de boda, de 3 años... sí, el asunto era malo, muy malo. Hubiera sido menos malo de no ser que ya me había confesado que ya le había sido infiel antes... ¿comprenden el patrón? total. Ese día que me enteré, él la cortó de una manera poco civilizada y nada cortés y empezó conmigo. Sólo recuerdo estar muy temerosa... las personas no cambian, no pueden cambiar. 

Ese fue el inicio: fui "la otra" y para variar, me había prometido compenetrar sus planes de vida con los míos.
No voy a mentir, hubo muchos momentos muy disfrutables que lamentablemente los acontecimientos actuales ya opacaron totalmente el vago recuerdo de lo más semejante a "felicidad". Eso ya se fue al carajo.

Como ya expliqué antes, los dos nos pusimos una máscara que no nos pertenecía: yo intenté encajar en su mundo bélico la cual ha sido uno de los retos psicológicamente más grandes de mi vida y él intentó darme gusto en mis asuntos bohemios, pero sobre todo en ocultar sus verdaderos pensamientos. Cuando finalmente las máscaras se cayeron, debo decir por primera vez que me sentí muy decepcionada: sentí que me habían cambiado un hombre por otro hombre, puesto que este nuevo hombre que ya medio hablaba y se expresaba no era para nada la persona "balanceada" que se me había puesto enfrente; asumo sin temor a equivocarme que le sucedió lo mismo.


Este capítulo de mi vida me provoca mucha ira conmigo misma: debí de hacerme caso o bien, debí ser más puntual en tomar acciones de asuntos cuales yo ya sabía no iban a parar a ninguna parte buena. ¿Me faltó valor? ya no sé... y ya no importa.

Si bien aprendí que no es necesario compartir simbióticamente aficiones, es poco mejor compartir ideologías. Cuestiones de lógica: su educación giró entorno al dinero y todas esas definiciones ya ni capitalistas, sino secamente materialistas; la mía giró entorno a la educación misma, el dinero es importante, pero no como objeto de la inexistente felicidad. Siempre respingué su derroche, ocasionalmente me presumía los fajos de billetes que transportaba en una bolsa negra. Era algo que me incomodaba demasiado.

El asunto de la guerra muy aparte del "Pro" y del "anti" va más allá de.
Algo que observé de esa muy reprochable afición, fue primero que todos los practicantes estaban totalmente inmasculados y esa era su forma de recuperar su masculinidad, sin tener que comprometer sus lujos. Tal y como cualquier otra afición que se sale de las manos, preferían comprar juguetes caros a necesidades más apremiantes. Allí obtenían sentido de pertenencia, valor individual y cada juguete era una extensión de ellos mismos, como si presumieran el tamaño de su pene. Un gran experimento social mío.

Una de las cosas que más chocaban era su promesa hueca de tomar en cuenta mis metas. Siempre supe que jamás lo haría, nunca se interesó en realidad ni en materia, así con los meses me dijera cosas totalmente diferentes. Las acciones hablan, pero pocos tienen el valor de tomar este hecho y tragárselo... yo no lo tuve. En cambio, como buena estúpida que soy (ya descubrí el origen, pero ese es otro post) yo invertí tanto tiempo y esfuerzo en las metas de otra persona. Malas decisiones, all around.

Dejando chismes e irrelevancias a un lado, puedo concluir con las siguientes observaciones:
Las personas no cambian. NO cambian.
Cuando observé cómo había y seguía no-tratando a sus ex novias anteriores, sobre todo a la de más peso cronológico, me vi totalmente reflejada. Peor aún: cuando vi a un hombre que la fidelidad no le causaba ningún pendiente, es totalmente de pendejas pensar "a mi no me va a pasar".
Metámonos en la psique de El Eunuco: aquí observamos a un hombre que claramente desde su infancia nunca se le enseñó a enfrentar sus problemas, carente de amor fraternal y de una figura sólida paterna. El resultado es un adulto biológico que primero nunca dice la verdad porque no está acostumbrado a enfrentarla, sea cual sea; por lo tanto, tiene 2 evasiones: la guerra y el sexo. Estamos viendo a un -lo que yo llamo, sin tener estudios al respecto- completo sociópata: no le importa interactuar con personas que no le causen cierto beneficio (y hablo de supuestos amigos y personas no tan cercanas. Es simple de comprobar: cuando a mi papá lo internaron como 4 veces en un año, no sólo nunca apareció sino que una ocasión hasta estaba jugando videojuegos mientras yo esperaba en emergencias), tampoco las cortesías y códigos sociales, no le interesa la educación ni temas tan básicos que nos componen como humanos tanto como sociedad.
Pero lo más inaudito es la cobardía de El Eunuco. Me explico:
Debido a que nunca se le enseñó enfrentar absolutamente nada y hasta la fecha, este humano es un manojo de miedos: miedo a lo que piensen de él (jamás lo admitirá, pero tengo un par de anécdotas al respecto), miedo a lo desconocido (bueno, ésta es muy común), muchísimo miedo a quedarse solo (cuéntale: van mínimo 5 años con pareja formal, y no precisamente la misma), miedo a quedarse sin la máscara que se ha formado y expuesto (quién querría descubrirse como un cobarde pasivo-agresivo, todo se trata de apariencias) y finalmente miedo a quedarse con lo único que siempre ha poseído sin mucho esfuerzo: el dinero, lo único que le han enseñado que vale.

Miedos, miedos y más miedos. Con ego, pero sin autoestima: una persona con autoestima enfrenta sus miedos, tal vez no todos pero sí; una persona con autoestima no es celoso, esa es otra regla universal. Total, este wey tuvo tanto miedo de algo tan apremiante como un bebé, que de un día para otro cuando sus miedos -otra vez- le derrotaron empezó a negar a mi pobre criatura de todas las maneras que pudo, diciendo todas las falacias que pudo imaginar.

Y es aquí cuando me reclamo: Yo ya sabía que nunca se iba a ir, yo ya sabía que es un cuernudo, yo ya sabía que la única diferencia entre él y algún otro bohemio de mi historial era que a él le pagaban mucho por casi nada de esfuerzo (como un... tarararán, VAGO), yo ya sabía que él jamás enfrentaría los problemas que se nos habían creado... yo ya sabía que esa máscara que me presentó en un principio fue sólo eso, fue la emoción del momento, lo de siempre. Yo ya sabía que para él es tan sencillo olvidarse de cualquiera (amigo u otra cosa. Nadie es especial y la gente NO cambia), yo ya sabía que había caído en una relación donde -otra vez- yo tenía que compensar su falta de carácter. Yo ya sabía que se iba a aprovechar de mi, yo ya sabía que no debía dedicarle tanto de mi... yo ya había aprendido desde hace mucho cómo lucen las promesas vacías... yo ya sabía muchas cosas, unas las ignoré por comodidad y otras pues, no me hice caso. 

En ocasiones como ésta realmente quisiera no tener la razón. Hubo una ocasión donde él cayó en la desesperación (y yo canté victoriosa porque finalmente había penetrado en alguna emoción humana) porque le insistí que no es posible que un humano no posea necesidades emotivas y de expresión, es ilógico, no es racional y ciertamente no sería humano. Evidentemente esto es algo que le han reclamado muchas veces en su vida. Me hizo dudar de mí misma, de las cosas que sí sé por seguro... después de mucho tiempo concluí que no sólo yo sí tenía razón, sino también descubrí todo el desmadre de sus miedos.


Recuerdo que cuando todo este asunto comenzaba y yo toda desconfiada del cobarde que él siempre ha sido, le pregunte en el mejor tono y con genuina intención si deseaba olvidarse a propósito de la existencia del próximo bebé... ojalá hubiera enfrentado sus miedos y respondido la verdad, nada más habría pasado. 



Y bueno, el hubiera no existe.


Los Horrores del Mundo II


Bien, me he desviado un poco del tema, pero al menos ya saqué eso de mi sistema.

Siguiente terror:

Frío


Me acabo de dar cuenta de que soy asquerosamente cíclica.

Primero platicaré los hechos y la línea del tiempo, luego concluiré con mis muy acertadas 


A Frío le conocí hace bastantes años, yo rondaba entre los 14-15 otoños, en mis tiempos (oscuros) de secundaria.
Cuando recuerdo esa época, sólo evoco siniestros adjetivos: sentirme muy sola pues como ya he contado antes, las raras no tenían amigos.
Así que durante algunos pocos años tenía largas épocas de socialización online. Era fácil, podía ser quien yo quisiera, no veían mi apariencia (yo me consideraba tonta y fea) y podía defenderme si era necesario. Resulta que en esas salas de chat fui muy popular, todo lo que no era en vida real. La precocidad, algo que especialmente llamó la atención de los usuarios en ese entonces, yo estaba orgullosa de ser "precoz", sentía de alguna manera destacarme (claro, ahora pienso muy distinto al asomarme a esas ventanas).

Un día cotidiano muy probablemente después de regresar de la secundaria, un usuario con un nickname en náhuatl comenzó conversación conmigo y ese mismo día intercambiamos MSN Messenger (¿El amor en tiempos de la tecnología?). Nada del otro mundo, era o es un procedimiento común y estándar.

Frío se posiciona en este segmento de la línea del tiempo porque mi historia con él fue totalmente cíclica hasta apenas el año pasado.

Yo ya había iniciado mi historial de mujer... NIÑA de alguien, con consecuencias desastrosas. Me envolví en un drama romántico y patético, que incluía arresto domiciliario para evitar ver al objeto de mi super "maduro" amor, este drama duró otros años más, pero esa otra historia para mucho después.
Entonces, mientras todo ese caos desarrollase, conversaba con mi amigo Frío, siempre por chat. Pero, sus pláticas eran muy diferentes a las de "mi hombre"... él hablaba de música, él hablaba de arte. Fue como recordé o bien, fue como obtuve real consciencia que desde cobrar uso de razón había estado rodeada de partituras, libros y por mi lado, de tintas, pinturas. El muchacho despertó mucho mi interés, escarbó una parte de mi que debido a mi inmadurez biológica y mental había obviado su existencia hasta el punto de olvidarla. Con el paso del tiempo se fue volviendo mi amor platónico (1/2).

Su comportamiento era errático, nunca estable. Nunca volvió a ser asiduo de las herramientas de internet, eso fue casualidad y circunstancial. Un día le conocí, en el centro de la ciudad pues él tocaría su guitarra y cantaría con su estridente voz por alguna de tantas causas perdidas de los bohemios... pero, no fue nada como me lo había imaginado, fue más bien indiferente y de 1 o 2 minutos, sólo ese tiempo me prestó su atención.

Y como dije, su comportamiento era errático. Ocasionalmente conversábamos, a veces no. A veces mostraba interés, a veces no. Recuerdo una vez (asumo yo que estaba ebrio) me confesó su agrado por mi, después de eso desapareció... no por cobardía, sino por desinterés. Él tuvo el ego suficiente como para autoproclamarse "mi maestro", pues yo era una niña indefensa que sólo quería conocer el mundo... y convivir con el mundo del arte. Y me lo tomé muy en serio: cualquier libro que me recomendaba lo leía, cualquier canción la bajaba (ya existía Napster y posteriores).

Retomábamos contacto muy esporádicamente.

Yo cumplí 18 años, había sobrevivido la preparatoria y tronado otra relación larga (iban 2). Tenía hambre por conocer el mundo y sentía que ya me había distraído mucho con hombres (1 año y medio + 1 año y medio = 3 años, pero fue mucho más que eso) y yo estaba demasiado joven para esas cosas. Él me volvió a tomar como su "pupila" y ahora incluyó en sus "lecciones" temas más propios de la edad. Falacias, todas fueron falacias.

De nuevo, ocasionalmente conversábamos, a veces no. A veces mostraba interés, a veces no. Me usaba tal cual muñeca, me hacía sentir inferior tal cual niña.

Poco después se fue de la Comarca, pero continuó siendo mi amor platónico (1/2) durante unos 5 años más. Muy ocasionalmente hablábamos por chat, casi todos los días checaba sus redes sociales observando su actividad, si es que había. En esas pocas conversaciones, noté que yo le causaba cierta nostalgia tal vez mezclada con cariño, no sabía cómo definirlo. Venía poco a la Comarca, yo con toda mi ilusión... claro, me volvía a usar. Otra vez.

Por ahí del 2010, yo -de nuevo- saliendo de otra relación, me topé con Frío. Frío estaba vulnerable, la mortalidad de su padre (al cual debo decir, jamás hizo mucho caso) acechaba su poca paz mental. Por alguna razón, esta conversación fue muy diferente a todas las demás: me bajó el cielo y las estrellas. Y yo, como debía de ser, caí redondita... así, toda estúpida, casual. El plan fue irme a vivir con él apenas terminara la carrera, me faltaba poco menos de 1 año. Como los sentimientos tal cual las palabras se esfuman, no puedo compararlo con sensaciones anteriores ni ya vividas... sólo recuerdo ponerme tan, pero tan feliz (¿o "feliz"?) y duré días flotando. ¿Se imaginan? al que nunca le fui suficiente, mágicamente ya lo era, y mágicamente al fin quería iniciar algo conmigo. Mi amor platónico desde hacía 6 años.

Lo que sucedió después no se lo he dicho a nadie, porque me da tanta, pero tanta vergüenza:
Así pues, comencé a "prepararme" en todo lo que se me ocurriese: a leer más para que mi intelecto le fuera un poco más suficiente, a fijarme qué debía aprender para vivir fuera de la casa paterna, me compré ropa para ser más guapa ¡Y el colmo! hasta me inscribí en un gimnasio al cual iba de manera religiosa de lunes a viernes 2 horas (si no iba los sábados, era porque cerraban temprano). Mi horario era agotador: En la muy mañana hasta en la tarde, Universidad; en la tarde hasta noche, trabajo; del trabajo al gimnasio, del gimnasio a la casa, de tareas a dormirme muy, muy de madrugada; pero lo valía por mi Frío. Así duré meses preparando mi cuerpo, cerebro y alma para el gran día.

[No imaginas las cosas que hice por él]

Frío se había desaparecido del mundo virtual, pero eso no era fuera de lo común. En sus redes sociales empezó a aparecer una muchacha, pero eso no era fuera de lo común tampoco, pues es la cosa más ordinaria del mundo que los músicos tengan un séquito de mujeres... aparte, él podía hacer lo que quisiera, a fin de cuentas no éramos novios.. no aún al menos, pero próximamente sí. 

Pero yo nunca olvido, así que tenía en la mente a esa muchacha. Sólo en la mente, nada más.

Se llegó el día de mi visita a su nuevo hogar, era una simple visita, todavía no era tiempo de mudarme. Como "buena" mujer, ahorré para ese viajesito (que debió de ser para un fin de semana), pedí permiso con todos mis maestros de la Universidad y en mi trabajo (no les cayó mucho en gracia, pero era mi Frío). Compré el boleto. 
Le mandé un mensaje a Frío para ponerle fecha. No hubo respuesta.
Esperé hasta el día anterior de la fecha marcada en el boleto, seguía sin haber respuesta. Entonces, me amarré los ovarios y le marqué. Fue algo así como "Lo siento, ahora no puedo, mil disculpas" nunca le mencioné ni el boleto, ni los permisos, ni nada. Lloré desconsoladamente por días, realmente tenía ganas de verle y me había esforzado mucho por verle.

Entonces la ansiedad se apoderó de mi. ¿Por qué?

¿Por qué? (yo en mi mente siempre disculpándolo, por supuesto "Pobresito Frío, quién sabe qué le ha de pasar")



Poco después el tiempo me fue dando la razón: No sabía desde cuándo, Frío ya tenía otra mujer viviendo con él. Y nadie me avisó.

Evidentemente, me sentí una verdadera estúpida. A Frío lo había puesto una pedestal, a todos los comparaba con él... no había nadie más inteligente, ni más apuesto, ni más la chingada. Yo ya tenía quien me consolara -OTRA VEZ- pero de verdad, pocas veces me han roto el corazón como esa.
Empecé a pensar con la cabeza fría, al fin... de en ese entonces en adelante, sólo me podía esperar que un glorioso día se acordara de mi, me diera una explicación y pidiera perdón. Y sabía que ese día estaba mucho, muy lejano.

Para no hacer la historia más larga, sí llegó ese día y por primera vez en mi vida, le contesté llena de rabia. No fue hasta el año pasado que estaba aburrida y buscando consuelo (por otra de tantas relaciones fallidas, pinche madre) que moví esas aguas. Y lo conseguí.

(Siempre consigo lo que quiero, pero no siempre debería)

Me formé de nuevo esa ilusión, ya con menos proporción pero ilusión a fin de cuentas. Le disculpé de nuevo "Pobresito Frío, su papá murió, hay que comprenderlo" y decidí exponerme una vez más: le pedí por adelantado dinero a un cliente, le exigí su paga a otros, no recuerdo si pedí prestado (cosa que ODIO, pero lo hago si creo que algo puede valer la pena. Tonta, ESTÚPIDA de mí) y le visité. 

La conclusión fue gloriosa: después de esperar 2-3 horas, el wey no sólo nunca llegó a recogerme, sino que me las arreglé para llegar al centro de la ciudad y cuando finalmente se apareció, apestaba a alcohol rancio. Yo pagué por prácticamente todo y me la pasé encerrada, en una ciudad que no conocía y tenía tantas ganas de pasear. Aunque yo pagara, fue inútil: el cabrón se acostó a ver televisión toda mi estadía. El colmo fue cuando de regreso a la terminal, me volvió a recitar una de sus fabulosas lecciones de "maestro": jamás puso las cartas sobre la mesa, jamás obtuve merecidas explicaciones, jamás se iban a hablar y aclarar las cosas como gente pensante. Después de esa letanía, me di cuenta que nunca las obtendría y ya no importaba, es más. Según él, me daba la "opción" y era mi "decisión", lo que él nunca supo es que desde que me hizo esperar 2-3 horas en la terminal porque el hijo de su puta madre no pudo siquiera moderarse el día anterior a mi tan "aclamada" visita, ese instante fue cuando yo decidí o más bien recordé que:
*Tarararán*

Las personas NO cambian.

Así que, ahora metámonos en la psique de Frío:

Frío es un vago, un artista (porque sí lo hace bien) no realizado y definitivamente frustrado (esto último, como mi papá... pero él sí se realizó por muchos años). Tiene mucho ego, pero muy poca autoestima (usualmente usa el primero para cubrir el segundo). Pese a que se ande por el mundo gritando que está solo porque quiere y porque así está mejor, él (como yo) tampoco sabe estar solo, pero tampoco sabe estar acompañado, ya que no le interesa manejar mejor su carácter entorno a una mejor convivencia. Frío se siente tan solo que prefirió por años dejarme ahí, lo suficientemente ilusionada para en cualquier momento de sus crisis de soledad tomarme. Tal cual muñeca.



¿Y en cuanto a mi? Es muy obvio que he tenido y descrito miles de equivocaciones mías... yo voy al último de todos, y no me tendré ni poca piedad.


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