Punto de Partida

Hay situaciones en el desarrollo de nuestra más joven vida que nos marcan para bien y para mal, esta ocasión escogeré una más agria que dulce.


Desde que era muy niña, nunca supe por qué era fácilmente echa a un lado por los demás niños. No sé ¿Tal vez era peleonera, empalagosa? ¿O tal vez era mi aún dificultosa pronunciación de la doble 'rr'? Vaya Dios a saber. Cualsea haya sido la razón o las razones, me acompañaron el resto de mi vida escolar, a lo cual se le sumaban muchas otras características de mi "curiosa" personalidad.

Me acuerdo que cuando era niña, soñaba con tener amigos, aunque sea 1 solo. Siempre me sentía muy sola, mi casa estaba llena de adultos y una adolescente que no me quería. Nadie quería jugar conmigo, mi hermano estaba ocupado estudiando medicina, mi hermana odiándome en el furor de su adolescencia y mis papás trabajando más de 12 horas al día. 

Más tarde, en los últimos años de primaria desarrollé mis primeras reales amistades, de las cuales aún conservo unas pocas. Creo que fue mi mejor época escolar, donde medianamente aceptaban mis malos modales rudos heredados al tener que defenderme físicamente de mi hermana todos los días.
La secundaria y preparatoria fueron otro boleto, hasta los scouts, los cursos de verano... todo lugar el que yo pisaba, entraba con la esperanza de encontrar amigos y por alguna razón encontraba todo lo contrario. Hasta el día de hoy me recuerdan como la niña rarita y otros adjetivos cuales jamás memoricé, nada amables eso sí.
Me había rendido, debía comenzar a aceptar que así sería toda mi vida, había algo mal en mí y no podía cambiarlo. Amantes podría tener muchos, pero amigos... 

En algún momento de mi temprana adultez, fui diferenciando con mayor claridad a mis reales y amados amigos. Ese día fue hermoso, yo creí que una persona como yo jamás podría tener amigos, ni nadie que la aceptara... sabrá Dios por qué.

Y ahora que me encuentro en esta nueva gran ciudad, estoy exactamente en el punto de partida: una niña sola e insegura, el cual su mecanismo de defensa es aislarse (habiendo tantas, pero tantas cosas afuera). Y es que estoy tan, pero tan cansada de tener que defenderme de todos, todos los pinches días desde hace tantos años, estoy tan hastiada de ser yo, quien soy mi mayor problema... estoy cansada de que me juzguen ¡Estoy cansada de ser yo!
Mucho tiempo tuvo que pasar para encontrar algunas pocas personas que soportaran y aceptaran lo que sea que signifique ser yo... y ahora ell@s están lejos, estoy lejos del calor de su corazón y compañía.

Esto es el punto de partida, excepto que ya no soy la niña rara, soy una muchacha como cualquier otra, entre los millones de habitantes en esta ciudad... soy ordinaria, sin peculiaridades. Sólo yo...
Y mi peor enemigo soy yo.
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