La Maldición

Quiero que grites mi nombre,
quiero que ahuyes de dolor.

Quiero escuchar tu lamento,
el sollozo emperlado,
ver la oscuridad de tu hoyo negro.

Quiero saber que sufres,
quiero ver cuánta poca piel existe entre tantas heridas.

¡Es tu maldición gitana, la que yo te heredé, la que yo con el corazón desangrado entre mis manos invoqué, y me toca ver finalmente mi karma, quiero verlo, quiero saber, quiero disfrutarlo... me lo meresco, carajo!



¡Quiero ser tuya, porque soy tuya!
Si pudiera serlo más, no dudaría en serlo...
Tómalo todo, tómalo todo ya
quiero embriagarme en esta felicidad
Difícilmente concebida, muchas veces imaginada...
pero, fue mejor de lo que me imaginaba.

¡Las cosas pasan por algo!
En esos abrazos silenciosos,
en esos momentos cansados, dopamizados...
a veces quiero llorar,
porque no sé cómo expresar cuánto te amo.

¡Las cosas pasaron por algo!
Tantas tormentas, tantos delirios,
tantas cosas en tantas partes,
tantos pensamientos inútiles
tantos, pero tantos sueños rotos...
tantos desvelos,
tantos desvaríos,
tantos hijos de puta,
tantos traumas,
tantos miedos,
tantas pesadillas,
tanto llanto,
tantos transtornos mentales,
tantas maldiciones...

Y heme aqui,
feliz.

Aquel Sueño

Un sueño que tuve hace algunas cuantas horas me dejó intrigada. No por lo que sucedió dentro de él y dicho sea de paso, el haber mandado a la médula del averno todo lo que continuamente me hacía daño y en constante espiral siguióse hundiendo mi entonces frágil alma en un caótico hoyo, fue un gran logro y la mayor enseñanza.

Me intrigó, más bien, la razón por la cual pude haber tenido ese sueño.

Tengo una creencia romántica... tonta e ilógica, pero romántica a fin de cuentas (en el estricto sentido de los credos mágicos, lo demás es muy aparte), la cual es sencillamente que los sueños se me presentan por alguna razón. Tengo mis motivos para creer esto, sin embargo es algo personal que no espero compartir en ninguna de las facetas empáticas. Una de las pocas cosas donde me permito coexistir en irracionalidad y misterio.

Y bueno, sin tantos tapujos... mi subconsciente, ser metafísico o sea cual sea la mierda psicosomática más adoc, tenía razón. Algo ocurrió,
y no es para nada mi asunto
ni de mi puta importancia.

No tengo intenciones de desafiar mis procesos emocionales y psicológicos, mucho menos de resurreccionar muertos del pasado. Me creí invencible mucho tiempo, merodeando el confín entre la locura, la agriedad, el rechazo, la nostalgia, lo platónico y de las ilusiones dañinas.

El año pasado aprendí a diluir gran parte de mi ira, como un alivio celestial, si el cielo existiese. Y la que me queda, aprendí a vivir con ella de una manera exponencialmente menos dañina y es más, todo lo contrario.

Necesito perdonar, pero no tengo ni una puta razón para olvidar.


Dicho esto, Lo que pasó, pasó y fue en su tiempo, cualfuese el resultado o el trayecto, bueno o malo... por mi pueden morirse en su miseria, sus malas decisiones, su mal karma, en su tiempo perdido, en sus años corrosivos...
A mi me da igual.
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