Dios Ha Muerto



Nunca me sentí tan estúpida y tan burlada de la persona que menos me lo esperaba.

No sé si siempre lo hago, pero siempre escribo aqui con alguna especie de dedicatoria y hacia alguna persona, casi siempre la misma.

Eso fue antes, ya no.

Hoy no me dirijo a nadie, me limito a expresar la profunda tristeza que me invade al haber tomado la decisión que nunca, NUNCA imaginé tener que hacer. Y es que es una tragedia... tener que dejar asociar tantas cosas y dejar en "stand by" tantos, tantos recuerdos de tantos años al menos hasta que dejen de doler... aunque el resultado no cambiará, ni hoy ni mañana: me he ido, me he perdido en mi... ya no hay vínculo, ya no hay esperanza, ya no hay corazón que chingar. Sólo queda un vacío que no está tan hueco y la agriedad de una traición tan... inesperada.

Ya no espero la aprobación ni que escuche mis desventuras, mis conclusiones y nuevas filosofías... ya no espero finalmente agradarle, ya no espero serle suficiente... ya tuve suficiente. Esto es muy bueno y muy malo, pero sobre todo muy doloroso. No quería superarlo, quería cultivarlo y ser frágil y estúpida... sin embargo nada está saliendo como yo creía, como yo esperaba y como yo rezaba.

Entonces, este es el fin de una historia que comenzó en mi nada tierna pubertad, el fin de enseñanzas, el fin de ilusiones, el fin de los encuentros anuales, el fin de crecer para alguien... aunque mi cabeza me esté torturando en mis sueños presentandome escenas de las cosas (y de la persona) que realmente anhelo, la decisión está hecha. Por mi bien, me conozco bien...

Eventualmente pasará, esta intrascendencia actual (porque sé por seguro que esa etapa de olvido acabará algún día y ese día como hoy ya no estaré) y esta tremenda desolación que siento...

No soy religiosa, sólo creo fielmente en el Karma... y creía en esa misión, ese objetivo, esa felicidad. Ahora ya no la tengo, mi iglesia se derrumbó "Dios Ha Muerto".

Y parte de mi con él.

No más lamentos, no más pinturas, no más prosa, ya no... esto es lo último.

Me voy y que el karma se encargue de ti, nada más.

Adiós.

Así.

A la rechingada puta madre esa inútil inespera,
¡A la chingada!


Esperaba que no tener palabras para describir lo sucedido y lo presente fuera por júbilo.

¡PERO, NO!

Sólo este pestilente día realmente desearía no haber hecho tantas cosas, no haber conocido cierta gente y que no hubiesen sucedido tantos eventos que hoy se conjugaron en una amargura que apenas puedo soportar.

Desearía tener otra vida, otro lugar, llamarme de diferente forma, fuera, lejos...

Quisiera no haberme quitado la ira ya que hoy sólo me queda este dolor en la boca del estómago, el nudo de la garganta y una indescriptible nostalgia...

Las Horas


Estoy mucho muy lejos de estar sana, hoy y mañana.

Siempre he tenido la idea de que hasta el presente he vivido una vida muy particular y extraña. Hay cosas que ya no expondré pues siento estar tomando una presunción que no me pertenece, mas de las que estoy sumamente orgullosa.

Fuera de eso, hay un tema en particular que siempre hubo rondado en mi vida desde recibir uso de razón, esa cosa nada esperada por la mayoría de las personas conocidas mías: esa cosa llamada amor.


No es nada anormal, incluso para una persona como yo: desde muy tempranas edades a todos nos invaden con conceptos muy maduros del llamado amor sexual (o amor de pareja): ese príncipe azul, el “…y vivieron felices para siempre”, bodas, promesas de amor eterno, etc. Y por supuesto, las bellas demostraciones de afecto en el núcleo familiar.
Desde muy, muy niña me vi obsesionada con encontrar ese príncipe azul y fue todavía peor con vagas historias que recuerdo donde los amores empezaban precoces, maduraban y eran “felices para siempre”. Quería ser yo, quería encontrar ese amor legendario. Los adultos se alamarmaban un poco y siempre cerraban con un “eres muy niña” o algo por el estilo. Siempre quise encontrar a ese niño quien sería mi amor para siempre jamás, irónicamente fue lo contrario: patita fea y rara, pocos niños/niñas querían jugar conmigo.
Todo esto es normal, supongo… llegó a su nivel crítico yo aún siendo demasiado joven, en temporada de secundaria. Creí haber encontrado ese amor el cual relataban los libros, películas y fotografías… y poquito peor, toda esa idea hiperflua fue incrementándose a niveles bastante insanos después de lo que yo creí estar viviendo un “amor épico, dramático y prohibido” (naturalmente, mis padres estaban escandalizados y furiosos de las pretensiones provenientes de un muchacho 4 años mayor que su hija de 14 años, de barrio bajo, malas fachas, pantalones holgados, mal educado sin oficio ni beneficio). Creí que eso era, eso era lo que buscaba… y creí ser muy afortunada de haberlo encontrado, entre otras desfachateces que no quiero ni acordarme.
Fueron tiempos muy oscuros, donde odiaba a quien no debía ser odiado y amaba a quien no debía ser amado. Todos los días doy gracias por haber salido casi ilesa, me muero de vergüenza al ver a mi familia quienes sólo buscaron mi bien y acertaron, y sobre todo sin un embarazo.
Dicen que en la adolescencia se sufre/goza del amor verdadero, y puedo sustentarlo… sin embargo, no es del todo cierto: los adolescentes amamos la experiencia y sobre todo amamos con la cabeza de abajo.
Años después de haber apenas madurado y sólo un poquitito, quise poner a prueba todos esos sentimientos que realmente sentí, todas esas promesas puras y verdaderas que en su momento hice…

¿Resultado?
Nada. Ese fue el resultado.

Ya no éramos adolescentes, nadie estaba en contra nuestra: sólo éramos nosotros a secas y ya… dos personas en diferentes etapas, nada en común, con un sentimiento de vieja nostalgia confundiéndose con alguna especie de cariño. Sólo los recuerdos quedaban y la mayoría amargos para variar.
Desde entonces que fue el inicio de mis crónicas acerca del amor, pues…

He pasado por ya algunos hombres, me enamorado y vuelto a enamorar… fugazmente, cabe destacar. Lo he intentado, he querido ver cosas fielmente creyendo que de esa manera alguna vez serán…


[…] “He amado mucho

Pero todo amor fue magro

Que todo amor lo conocí con mengua”…


Mi mayor inspiración es el amor, el desamor más que nada (oh, dulce lector inexistente y ciego ante lo evidente, que pobre eres). Todos los días pienso en él, en todo momento y cada hora pues siempre pienso “algún día será, no importa cuando pero será”. Soy poco original, pues es la mayor inspiración del 98% de las personas en todo tema.
Cualquier otro día unos dos meses atrás hubiese expresado mi indiferencia al deseo de saber cuándo será, pero no hoy… ya no es así, por ahora.

Hoy me siento enferma, enfermiza. Todo objeto inanimado, temporal, situación o cotidianeidades se las he atribuido a la memoria persistente de una persona. Tengo fotos pegadas en mi espejo, cargo como amuleto su desgastada pulsera y esta angustia diaria descargándose en la ya jodida boca de mi estómago. Las próximas horas serán las peores…

No sé si esos cuentos de novelas y películas sean reales, ya no sé en qué creer, ya no sé nada en este mundo.
Suspiro mi agonía y rezo en secreto.
Este amor no lo conocí con mengua y ha sido de todo menos fugas.
Y ahora: espero…



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