Luna

Yo soy la noche

un ser caprichoso y deforme

que provoca tu lunacidad

y se burla de cualquier reproche.


Yo soy la noche y la luna,

arrogante y desbordante de amargura

lo oscuro de tu fría sombra

y la que puede provocar pesadillas en tu propia cuna.


Yo soy tu luna,

un mutante en cráter de sombra

en penumbra por siempre e insomnia

y sin cara clara ni luz alguna.


Yo soy la fría, fría noche

sólo que de noche

y sin frío, mi frío...


Tú, ente inexistente punzante

insánica de musa perdida

no existes, eso lo tengo bien comprendido

y sin embargo, en crónica agonía eres mi mejor calmante.


Ser maravilloso e inexistente,

penetras entre huesos

y 3 capas adiposas y musculares

penetras entre venas y nervios

y muros de diamante propiamente impuestos.


Yo no tengo aliento

y apenas existo

...y es que hoy recordé: olvido la necesidad fisiológica del mismo respiro.


Soma


¿Alguna vez se han preguntado tu inerte trascendencia en los demás seres humanos? Un tema algo deprimente, para quien se atreva pensarlo.


¿Alguna vez te has preguntado con cuántas personas has tenido hasta el mínimo contacto? Algún momento del eslabón de la comunicación, sea por gesto, sea por receptor y emisor.


¿Cuántas personas has querido? y cuantas querrás

(y que todas se han ido e irán).

o que tal... ¿cuántas de todas ellas te han querido a ti? 


Nos aterroriza pensar en el fin absoluto, preferimos creer que esa cosa llamémosla alma fugase del cuerpo médicamente muerto y que empieza trayectoria en alguna parte de los 7 cielos, ó 7 infiernos ¿por qué no?.

Ó incluso ya se llegó al punto de querer hacerlo un hecho científico: 21 gramos, el peso del alma (cabe mencionar que fue un experimento arcaico por un tal Duncan McDougall el siglo pasado, totalmente desmentido años posteriores. Ave Duncan por intentar darnos un poco de esperanza al no sólo convertirnos en manjar para cucarachas y gusanos. Encantador.)


Pero, como iba diciendo... hablando de trascendencia... nos podemos inventar que cuando morimos sólo basta que un viviente coludo nos ponga una moneda en cada ojo putrefacto y tendremos nuestro pace al más allá pagándole al barquero; pero, ¿y por mientras?

Y por mientras, nos gastamos nuestras noches y nuestros días queriendo creer que le somos importante a alguien más de manera significativa (admitanlo, para eso quieren hijos, humanos inhumanos egoístas y estúpidos. Esas mamarrachadas de "es que quiero dar amor a alguien" son eso: mamarrachadas. Denle amor a un perro ó a un indigente, no llenen su patético agujero de intrascendencia y cúmulos traumáticos a una pobre criatura para luego despecharla porque salió gay).

Todas tus personas se han ido ahora que las recuerdas, y se seguirán largando (y tú también te has ido, y lo seguirás haciendo)

¿Dónde quedó tu trascendencia?

¿Dónde quedó tu humanidad?

Eres fácilmente reemplazable y olvidable, no sirves para nada más.


Yo sé todo esto de memoria, y casi como credo...

pero, lo que también sé es que: nunca te acostumbras, y siempre duele igual

o peor.

Design by BlogSpotDesign | Ngetik Dot Com