Reflejo

4:39 AM

En mis días de insomnio (los cuales son bastantes) cortejo a las ovejas del sueño reflexionando hechos relacionados con los acontecimientos más actuales. Hay muchas por decir, tantas que creo apenas agarrar el derecho de una, para así continuar con las otras y así sucesivamente.

Estas reflexiones son
muy mías, sin ánimos de cocorear los nuevos videntes que sin ánimos ni intención me he ganado.

Entrando en el tema, me he preguntado ¿Qué mística hembra aceptaría a un eunuco? No sólo el protagonista de aquí en adelante, sino cualquiera en general. He expresado mi morbosidad al respecto algunas ocasiones, pues es un tema bastante ajeno a mi, pero también lo era la maternidad.

A muchas de nosotras se nos atribuye un don natural e instintivo de procrear y cultivar la crianza de las crías,   pese a que todos los días vemos noticias aberrantes que nos demuestran los contrario; por lo tanto y siguiendo esta declaración, todas debiéramos de sentir un encarnado desprecio a los hombres (quienes son más propensos a abandonar a su prole) que reniegan de sus crías.

Hay cosas cuales por más haber escuchado toda mi vida sobre todo ahora viviéndolo en carne propia, simplemente no puedo identificarme ni mucho menos apropiarlas, como sé muchas mujeres les sucede y también nos sucede llegar a pensar que hay algo mal en nosotras: venimos a procrear, a jugar al té, a ser fértiles, a buscar las tan llamadas "bendiciones" llámense vástagos y oraciones relacionadas por el estilo.
Pese a este antecedente y ahora -para variar- respaldada de la opinión de un profesional, resulta que pese a eso soy una persona muy consciente y así concluyo que, pese a mi desagrado hacia infantes, sé perfectamente que la inocencia y fragilidad debe ser protegida,

y es cuando me pregunto de nuevo

¿Qué mística hembra aceptaría a un eunuco que abandona a un bebé indefenso a su suerte?



Pero esto no termina allí, vaya que no.


Como bien ya dije, indagando en los rincones de mi cerebro caigo en cuenta de la cosa más macabra: Yo fuí esa mística hembra, más de una ocasión (unas 5 veces, incluso)

Entonces el misterio se disipa. Ya no existe el misterio, yo misma lo he vivido y parece ser que con varios ejemplos. Así comencé a responderme ¿Por qué demonios hice eso?

¿Por qué demonios hice eso?
Las respuestas fueron:
1. Por ignorancia selectiva. Uno de esos eunucos, cuando se dio a conocer la delicada situación negó a su niña incontables ocasiones, y yo elegí creerle... o al menos, hacerme pendeja un rato, por propia y egoísta paz mental.
2. Por comodidad. Él y los que le siguieron, estaban muy separados de sus crías: no visitaban a la criatura, no pagaban un solo centavo, entre otros hechos sórdidos. Para mí  era muy cómodo, pues no eran mis hijos, no me gustaban los niños y yo no tenía que estar tolerando chiquillos; más importante aún, no tenía que estar peleando por la atención del papá (desobligado).


Este post no concluye de manera poética, pues esas relaciones no terminaron poéticamente. Está de sobra denotar la conclusión: todas y cada una de ellas terminó mal, muy mal.

"Para que las cosas se vuelvan simples, primero deben complicarse"
¿Qué podría yo esperar de un eunuco?
Sólo puedo hablar por mí misma (aún así con toda la soberbia del mundo asumiré que mis razones son universales) al decir que no fui lo suficientemente valiente, ni tenía moderado autoestima; sólo me dejé llevar, esperando que un día mágicamente las cosas se resolvieran y ese hijo, hija o hijos mágicamente desaparecieran, que su padre ni se acordara de ellos; no quería competir por el cariño de su desobligado padre. Poco después caí en cuenta que no sólo las personas no cambian (pues una mujer es lo suficientemente estúpida como para autoconvencerse por tiempo indefinido "a mi no me haría eso, a mí sí me quiere. Si llegamos a tener hijos, él sí los querrá" etc.) sino que es ciertamente patético y emocionalmente muy inmaduro hincar nuestra esperanza en un ser que claramente no le corresponde cumplir nuestras expectativas, que claramente le atribuimos cualidades que no posee (pues, mujer mía, hay que aceptar a las personas tal y como son, algo ya muy sabido pero pocas veces resuelto).



¿Qué se puede esperar de un eunuco?



"Mediocrities everywhere... I absolve you... I absolve you... I absolve you... I absolve you... I absolve you all"
A. Salieri

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