Libro

Hoy un amigo me dijo en tono irónico que debería ya de escribir un libro, refiriéndose a que sucede cada giro surreal en la vida mía (justo cuando creo que nada me puede sorprender).

Estoy justamente a mis pre 21, a unos días, menos de dos semanas. Éste ha sido un año extremo, esa es la palabra: he atravesado por momentos de tanta tristeza y desolación, pero también por momentos de felicidad y esperanza.
Hoy no estoy colérica, ya no escribo con ira en mis dedos; ya todo aquello asfixiante se agotó y ese ha sido el alivio que desató mi personalidad real resagada.

Sin más introducciones tediosas, parafrasearé algunos sucesos recientes.

Es curioso... cuando no encuentro el cometido de algunas cosas, la necesidad de haber pasado por experiencias tan desagradables y qué demonios saca el destino de ellas, esa angustia es lo más terrible: me agobia.
Ahora, todo cobra sentido, todo cobra su renombrado lugar en el destino.
(Aun hay un cabo suelto por ahí que estoy segura que cobrará su razón y lugar eventualmente).
Donde antes había grietas ahora hay semillas, donde había coraje hoy hay aprecio.
(Y lamentablemente, donde había amor hoy hay repudio).

No entiendo a la gente, no entiendo a la gente ciega que no ve más que ácaros en esta vida. "En los detalles está el diablo", dice el dicho pues con la venda puesta nunca podrás presenciar el rocío después de una tormenta, ni las nuevas plantas después de un incendio. La vida te sorprende tanto, la vida es tan bella ¿qué tan difícil es verlo?
¿Qué tan difícil es aceptar los milagros adogmáticos?
Cuando te dan la espalda y cuando sin pedirlo te rescatan,
cuando cada persona es un mundo lleno de enseñanzas y misterios,
cuando te relajas en un universo alterno caminando por toda la ciudad
o pintando un lienzo.
Es casi tan difícil como el simple hecho de aceptar la cruda realidad, esa donde todo se oxida y muere sin excepción; esa donde los humanos mienten y gritan cuando no pueden ser escuchados... esa donde te engañan durante años y lo único que te regalan son traumas y desviaciones mentales, malas, caóticas...
Pero, una vez que estás allí, una vez que ves todo claramente, todo como es del color que es, del matiz, del tono y con su porcentaje apropiado de luz es cuando lo vez: claridad.

La hermosa, hermosa claridad: esos pasajeros momentos donde se activan todos tus sentidos, atentos, estimulados... el dulce bocado carnal, los olores mezclados. No son flores sino manchas en el cielo y pasto en el asfalto.
El beso que no esperabas recibir, aquellas muestras de afecto
Las sorpresas sosegadas, reencores y los diamantes en medio de todo el carbón.

Son dos caras de la moneda, y debes de ver ámbas para saber llenarte y disfrutar de ellas.


Y en estos momentos y sólo aqui para no arruinar mi reputación Y por la ausencia de audiencia, confesaré:
Amigos míos, los amo tanto... tanto que no tienen una remota idea, y siempre les amaré. Entibian mi alma sin condición alguna. Desde el más lejano hasta el más cercano, desde el más reciente hasta el más antiguo, desde el más profundo al más superficial: son el dulce de lo agrio.

Mis sueños están fincados
y lucharé y disfrutaré cada momento por lograrlos.
(Y váyanse acostumbrando, porque si algo les puedo prometer es que de mi que, apenas escuchan, sabrán muchísimo más)

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